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Frágiles

Son ellos un par de jóvenes cruzando la esquina.
Tomados de la mano, temblando y temerosos.

No sé porque sospecho que quizás por falta de amor desde niños.
Tal vez, simplemente por hambre, sed.

O por abstinencia a excesos de alcohol y drogas en que desesperados se han sumergido y aturdido como cura y fuga a tanta tristeza y hondo dolor.

Ellos, unos desafortunados ya desde su germinación, muy probablemente de padres accidentales, bajo fatiga de sueños rotos despojados de todo amor posible e incapaces de darlo. Absorbidos en su miseria.

Me invento sus nombres que bien podrían ser Bobby y Tammy.
De tez blanca y ojos grises azulados pálidos, quemados por el sol subtropical de Florida dónde nadie los conoce, ni les importa, ya que vienen de sólo Dios sabe dónde.

En esta esquina llena más de autos que de gente, en medio del asfalto duro en un país gigante y abominablemente frío e insensible.
Especialmente, de las almas dolidas y heridas, cómo estás que se atraviesan en mi camino.

Yo apurado a llegar a mi trabajo que a duras penas soporto pero necesito por ese burdo dinero.
Ya sin ánimo ni emoción preocupado por sinsentidos y dolido por sueños abandonados.

Asi, ambos, lejos de la felicidad, nos entrecruzamos.
Nos conseguimos ese instante fugaz pero eterno.

Ellos con temor a ser arrollados por alguien como yo, casi ciego a su presencia, desaparecidos del mundo, apenas siluetas tenues.

Pero yo los vi y los sentí, haciéndome llorar conectado con este nuestro profundo pesar, abofeteándome en la cara.
Dejándome saber que sufren sin decir nada con su caminar torpe y errático.

Yo solidario, les mando un fuerte abrazo como hermanos de vida y ruego al Universo misericordia por ellos.
Porque ya han sufrido demasiado y merecen de sobra paz, serenidad, y un lugar dónde vivir y volver a soñar.
Poder rescatar la sonrisa noble y grande en sus corazones con ese amor que se regalan temblorosos cada día en silencio, bajo la lluvia.

Con ese deseo me despido de ellos hasta nuestro próximo encuentro.
Espero no sea bajo la fría lluvia, ni el abandono del mundo, ni nunca más, frágiles.

Jorge Troncone Osorio.

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Fable

There was a time when animals and hominids humans communicate as equals respecting each other. 

They were magical, exciting, and harmonic times. 

They shared their languages, they felt the vibrations and messages of the plants, the majestic trees.
Even understood the whispers of the elements through the wind as a perennial messenger. 

But one day,  someone among the hominids through their primitive self-consciousness, created stories and one day dare to imagine a different and new one. 
They invented and proclaimed the existence of a God over all gods which was only theirs and therefore, making them unique, special, and more importantly, superior to the others. 

Therefore, they had more rights to the places and fruits of the land, rivers, lakes, oceans, and even the giant mountain ranges with their majestic peaks almost touching the stars, where many believed, the gods lived. 

But this story attracted his peers because of giving them the delusion of believing themselves as different and superior beings.

They invented symbols and writing and through this both in stone and fiber of papyrus and paper they printed for supposedly immortality all these self-proclaimed beliefs. 
Turning them into their exclusive and progressively, violent myths. 

And so they began to fight with the other animals over the land and declaring their possessions and exploiting it with massive devastation. 

Transforming the once full of life and beauty, into inhospitable and smelly garbage dumps.  

They grew in number, overpopulating the earth- like their biological cousins the rodents- subjugating the other species, dispossessing them of any right to coexist in freedom and enslaving them for their absolute benefit. 

To the point that they fine-tuned it and then directed it against its own kind, inventing races among them. 

Generating horrible, brutal rapes and murders with a massive imposition on a large number of their fellow men.  
Now devalued as inferior and worthy of control and possession.   

 As if they were consumer goods on a par with pets but with the exception of not eating them. 

 They truly believed themselves omni-potent above all others, inside and outside their species. 

 But one day, a holocaust came from outer space in the form of a comet, spilling a deadly virus.

 With this hominids began to die en masse and curiously, those considered inferior could adjust much better and survive the extraterrestrial disease. 

Those who had been in control were massively devastated and only a few hundred thousands survived. 

These were left with a sense of trauma experiencing their extinction plus an unique mutation affecting their brain function with massive inhibition of their inner narcissism, making them much more emphatic and rational. 

They concluded from such horrendous experience that by creating differences between species, proclaiming themselves as superiors, possessing and controlling others. 

Was clearly, a perverse human delusion that almost cost  them their extinction, and certainly will, if they fall into,  again. 

In the end, the fable created by a group of hominids turned out to be just a tale that transformed on a dogma crashed and was pulverized by the plain and simple reality;  

We are all included equally in the Universe. 

 So, they dismantled all dogmas of the past as lessons from history to study  and be able to enrich their understanding toward new laws embracing brotherhood and humility along with nature, as the mother of all. 

They worked as equals with their congeners, as in their ancestral times,  helping to develop a massive rehabilitation of the entire planet, generating a perfect balance with flourishing of resources everywhere. 

 They were capable to re-learn communicating with animals and plants as their forgotten ancestors.  

Perhaps one day not too far away they will contact their brothers from other worlds, expanding the innocence that they had lost but recovered with that stellar comet. 

Some of the scholars suspect that perhaps it was a gift from them, but we won’t know that until that day. 

 Until then, they dedicate themselves to enjoy life on this beautiful planet exercising Universalism, now and always,
All as One. 

Jorge Troncone Osorio

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Muerte en Blues

Muerte en Blues

Esta es la imagen de un noctámbulo músico apodado Chet, venido de las poderosas y amplias costas del Pacífico a los meticulosos y estrechos canales de Amsterdam.

El siempre solitario con la música susurrándole el alma.
Su voz y la trompeta como instrumento, en sus manos y boca a flor de labios soplando tristeza insondable.
Transmitiendo al mundo más allá de su lágrima y llanto, el beso por la vida que apenas tuvo y sueña.

Se esconde así detrás de esas notas de pasado sin posible futuro.
Muriendo muy lentamente al son de sus melodías hacia lo inevitable.

Se clava en sesgos de vida con su trompeta, como salvavidas de breves instantes de respiro con aromas de amores perdidos.
Quizás sueños de paz que se desvanecen en el silencio, incitando la tortura del despojo de toda posible esperanza.

Y ahí, sin remedio, se inyecta el fuego frío del dragón que lo mira con lástima y odio, disolviéndose en sus entrañas.

Abre los ojos y maldice la luz porque sabe que aún respira y sufre el ataque de la náusea en su espíritu vuelto añicos.
Y se arrastra con torpeza hacia su único aliado de penas, la sinuosa dama de hierro dorada, soplando con rabia y dolor, sublime amor y pasión.

Y ahí, vence las sombras de su resquebrajado ser, que por unos minutos vive y navega a salvo. Descansando en paz y sonriendo al agua quieta de Amsterdam.

Un día gris, absolutamente sólo, el dragón se apiadó y se lo llevó frío y pálido.

Ahora yace con la trompeta amarrada a sus manos, ya parte de su cuerpo y ser.
Sabía que sin ella, no soportaría ni la muerte.

Y ahora con ella, recrea serenas melodías de ensueño eterno.

Jorge Troncone Osorio

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La Sirena de mi Vida

La Sirena de mi Vida

Yo, pobre náufrago me conseguí frente a ti, estrella absoluta, en el esplendoroso cristal oceánico, flotando ingrávida, libre

poseedora de las corrientes marinas y sus seres, deambulando a tu alrededor, nutriéndose con tu fresco calor de vida.

Tú imagen perfecta colapsa mi asombro y hace llorar los dioses de todos los seres ante tu absoluta belleza.

Ya no sé de mi, al verme envuelto en tu sublime gracia.

Olvido el mundo y la historia entera de la humanidad.

Haciendo este instante ante ti, el universo eterno.

Hechizado oigo tu canto de sirena que me llama a tú encuentro.

Yo, cuál Ulises, intento pausar mi anhelo de ti,

pero sin lograrlo me dejo llevar por tu embrujo.

Flotando en tus dominios envuelto en tus brazos y pechos, junto a tu boca alumbrada por esas perlas azul ámbar de tus ojos, absorbiéndome en pura luz.

Y una vez dentro de tu ser, caigo en la vertiginosa éctasis de tu pasión, en delirio con grito a los siete mares.

Ya prisionero, me convierto en un delfín majestuoso liberándome de la gravedad que apresa a los hombres en la pesada tierra.

Dónde los sueños se evaporan en el calor del sol, dejándote en desiertos inanimados del alma.

Y pienso si algún día volveré a la orilla y me apoye de nuevo en mis pies y manos para ser humano y escribir sobre ti y tu

reino.

Renunciando por miedo al poder de tu amor y ser lo que fui antes de nuestro mágico encuentro.

Pero venzo la duda rehusando ser sombra del pasado sino estrella luminosa de presente perenne, navegando a tu encuentro,

libre al fin del miedo a vivir sin límites.

Con tu luz me muestras la senda de mi existencia, con tu canto me emocionas, y con tu abrazo me calmas, haciendo posible la Paz y la Pasión, en uno.

Y eso, no es posible en la tierra de los humanos.

Por eso, decido estar a tu lado hasta el final de mis suspiros,

hasta que la luz se desvanezca de mis ojos,

En el calor de tu Vientre,

en el fondo del Océano,

en tu Amor.

Adorada Sirena de mi Vida.                                   

                                                      Jorge Troncone Osorio.

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Solitude

Is a moment without time just pure essence of the sublime presence.

Images, smells, warmth and freshness along with and sounds from within.

All connected like a beautiful cosmic net with the entire Universe in the most intensely  interconnected experience of being. 

No past, no future, no memories, no plans only my absolute now.

No Here, no there, no me and no you. 

Only us and every molecule with every atom of the Universe.

I am what I belong and I project by just being.

No time, no birth, no Death just being.

That is my solitude.

Jorge Troncone O.

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El Silencio Mortal

Es ese espacio y tiempo vacío de sombra y luz, dónde y cuándo sólo persiste la angustia latente pero voraz en mi mente que NO puede detenerse y corre despavorida en un millón de posible formas de subsistir, imaginando la muerte.

Sí, ya la muerte o falta de vida, cómo el pegostoso resollar del abandono.

De esa falta de mirada y mucho menos voz o palabra y olvídate de abrazo o muestra alguna de cariño de ese gigante que deambula por ahí, 

llamado padre.

No puedo dejar de perseguirlo con la mirada, trato de clavar mi alma a su sombra y ver si al menos, se percata que existo y estoy ahí, oscuro silente pero atemorizado y pálido al terror a perderte.

Pero entre los miles de pensamientos,

me percato que nunca lo he tenido a mi lado.

Porque él, siempre ha obviado mi nombre, y en el mejor de los casos, dándome la espalda, eleva un dedo de su mano derecha para señalarme, sin emocion alguna, que lo siga.

Yo, corro despavorido, cien metros en 5 segundos, para que no me deje atrás, mas allá de su sombra.

En su sombra, imagino como seria estar atado a su mano y su risa.

Y más aún, su palabra enunciando mi nombre o simplemente decirme:” hijo”.

Pero ya a mí edad de soledades y silencios aprendí que NO ocurrirá.

He concluido que él, nunca será mi padre.

Me rindo a su lejanía perenne y abismal, más allá de la puesta del sol y me digo:

“Ya no puedo necesitarte, ni adorarte, ni siquiera existirte, porque la angustia me ahoga el ser, siendo ahora yo el que te calla y ciega de mi alma. Yo el que te coloca en un cubículo del imposible y ahí desapareces.”

Te mueres y llorando tu partida definitiva me emborracho del último dolor por tres días y tres tres noches.

Finalmente, me levanto sintiendo absolutamente nada.

Y cuándo me pregunten si tengo padre, les diré que murió hace mucho tiempo y que ni me acuerdo de él.

Cambio de tema como si nada, porque al final y al cabo,

la nada se interpuso entre su imagen y la mía y fue solo un espejismo de mis deseos y sueños.

Y ya eso no existe.

Yo, ahora, me invento todos los días. Sin saber muy bien quién soy, pero lo único cierto y sólido es que nunca tuve padre y lo peor, es que ya no me importa, y la vida, tampoco.

Tal vez, morí el día que lo borré de mi ser.

Tal vez soy sólo un espejismo y aún, no me he dado cuenta.

Así, respiro y camino, duermo e ingiero alimentos sin sabor ni olor y hasta tengo sexo con cuerpos jadeantes que no siento.

Y prosigo el interminable desasosiego de mi presencia en este mundo insípido y gris.

Pero por razones más allá de mi, descubro que existo a través de mi grito a voces con letras aquí plasmadas.

Postulando mi hondo dolor y así mi ser,

sea cual sea.

                                                                             Jorge Troncone O.

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Puro

Puro

Así te sientes aquí, frente al encuentro del Cielo, el Mar y la Tierra en el exacto medio de los tres elementos. 

Entonces, te das cuenta que estas buceando en el aire puro, tan puro que empiezas a toser y dejar salir las toxinas de tu ser.

Luego de un mal momento de náuseas y dolor de cabeza, te disculpas por ensuciar con tus impurezas la inmensa belleza. 

Y te maldices por ser tan asqueroso y falta de respeto con estos majestuosos elementos. 

Pero ellos, esplendorosamente en paz y balance siguen su curso de encuentro y mezcla de colores y formas, desencadenando maravillas. De esas que que te hacen llorar, gritar de la emoción y te purifican tus adentros. 

Y te sientes parte de ellos como humilde súbdito a su belleza ilimitada. 

Arrodillado ante ellos, con el alma en la mano como ofrenda.

Se abalanzan con  toda la fuerza y poder, juntos en uno.

Envolviéndome, como una burbuja cristalina de jabón. 

Y al explotar, me encuentro yaciendo en la fina arena, con los brazos abiertos, mirando el cielo, oyendo el mar y aspirando su brisa.

Ahí, en ese magnífico instante, descubro que había renacido.

Liberado de mi mismo, en unión íntima y eterna con los preciosos elementos.

Ahora, en paz, estoy listo para la aventura de la vida con esta imagen en el centro de mi ser.

Limpio y Puro.

                                 Jorge Troncone O.

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Trans Galáctico

Cansado y frustrado de la cruenta realidad de este mundo.

Donde la intolerancia de los dogmas humanos basados en miedo y su primogénito, el odio, parecen estar ganando la batalla contra la razón y la lógica, en este nuestro diminuto planeta Tierra. 

Ahogado y hastiado de esta realidad, deseé con toda mi alma, pertenecer a otra civilización.

O estar en otra dimensión o galaxia, dónde absolutamente todo, fuese diferente y mejor a lo que vivo hoy.

Sufrí entonces un fuertísimo dolor de cabeza y perdí el conocimiento. 

Creo que cerca de mi cama, porque fue lo ultimo que vi antes que se apagara la luz de mis ojos.

En ese momento, me desdoblé, en múltiples formas como un arco iris de mí mismo.

En formas y esencias desfiguradas e incomprensibles.

No sé como no sufrí un ataque cardiaco, en este torbellino de sensaciones inexplicables e indescriptibles. 

Al volver en mí, tuve el mismo dolor de cabeza  pero, poco a poco, se fue convirtiendo en una fuente de sensaciones extrañas.

Empecé a sentir mi alrededor diferente, donde era capaz de sentir los átomos y hasta verlos con mis ojos en su maravillosa locura.

De ahí, ver y sentir los diminutos organismos revoloteando en el aire y posados en los objetos.

Luego pude sentir mis órganos interactuando en comunión con todos los elementos físicos y biológicos que nunca antes me imaginé existían.

Después se abalanzó todo como una hermosa sinfonía trascendentales, en armonía absoluta.

Luego, pude transportarme y vislumbrar el tiempo pasado como el presente y proyectar el future en mi mente, a niveles sobrehumanos, a punto de causarme vértigo.

Entonces, entré en contacto con las galaxias, una tras otra, entrelazadas en millonarios mensajes con sus seres y criaturas de todo tipo. 

Maravillado, fue entonces que vi frente a mi millares de imágenes y sonidos de desconocidos seres interactuando.

 Lo más fantástico es que entendía todo y hasta me reía de los comentarios verbales y telepáticos entre ellos.

Estuve embelesado con una sonrisa clavada en la cara, lleno de la mas absoluta felicidad, paz y alegría, en medio de estos mundos maravillosos.

Lo más curioso fue que no sentí miedo sino ansia de contactarlos.

Y así lo hice al hablar con ellos en sus innumerables lenguas y formas energéticas.

Nos comunicamos y nos entendimos.

Yo no podía dejar de experimentar una poderosa serenidad y dicha.

De repente, empecé a sentir un hondo hueco en mi corazón y sentí la falta de ella, mi amor.

Mis nuevos amigos, me dijeron que podía invitarla y ser parte de todo pero que debía primero comunicarle mi experiencia y así, prepararla. 

Yo no entendí eso, porque nunca me preparé para este encuentro. 

Ellos me dijeron que lo habían hecho desde antes de mi nacimientos.

A través de los sueños de mis ancestros.

Entonces les pregunté qué había pasado con los de ella. 

Me dijeron que no habían sido parte de su experimento y yo era, uno de los pocos millones de seres elegidos al azar.

Azar? 

Les pregunté, ¿ustedes seres superiores usan el azar? 

Ellos me dijeron que el azar siempre ha jugado un papel preponderante en la creación de mundos desde siempre. 

Y que la idea de control es muy limitada y no debe ser nunca una obsesión, 

ya que va en contra de las leyes de los Universos.

Comprendí que mi manía por el control era solo una ilusión funesta, que me restaba libertad de movimiento y aún peor, de pensamiento.

Entendí que por azar había encontrado la base de la energía sideral. 

Era sencillamente, el amor. 

Precipitadamente, vi toda mi vida en un segundo. 

Lloré al darme cuenta que el amor me había topado por azar. 

Yo por miedo al descontrol de mí, lo había negado y empujado fuera de mi. 

Pero por esas cosas del Universo, el amor de ella había persistido.

Ella, con su inmenso abrazo me había tomado de vuelta en su total pasión. 

Comprendí todo en ese instante y desesperado les pregunté que cuándo podía traerla conmigo.

Me dijeron que cuando yo quisiera. 

Que no olvidara que era libre de pensar, soñar y amar.

Se despidieron, todo se detuvo y me quedé dormido plácidamente en medio del espacio, entre las estrellas, como si fuese un bebé.

Con esa imagen me desperté.

Al abrir los ojos, la vi junto a mí, en la cama.

Ella dormía y su respiración era suave y 

su cara serena, en paz.

Me le quedé mirando por un buen rato y empecé a llorar de felicidad por tenerla a mi lado.

Entendí que mi sueño intergaláctico me señalaba la base de la felicidad. 

Y eso es sencillamente, el Amor en el constante ahora. 

Ahora, sabía que el miedo a amar se convierte en un hueco negro y te disuelve.

Ahora, era finalmente libre.

Así, me le acerqué y la besé suavemente.

Ella se despertó y me miró con cariño. 

Yo le dije lo mucho que la quería y en silencio nos abrazamos.

Ella entonces me susurró que había tenido un sueño extraño. 

Al describirlo, me asombré porque era exactamente como el mío, pero inverso.

Entonces, yo le conté mi sueño y fue ahí que entendimos el mensaje. 

Entre risa y lágrimas nos encontramos en paz y dicha, a través de infinitas dimensiones.

Y ahora visitamos y vivimos, uno y otro Universo, entre galaxia y galaxia, 

y entre beso y beso.

                                                                                               Jorge Troncone O.

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Al Cruzar la Esquina…

Es como si te encontrarás el amor de tu vida o la muerte segura, 

al cruzar la esquina. 

Dónde se te aparecen personas y cosas sin darte cuenta y te salpican con su realidad buena, mala o aún peor, nada importante.

Cómo una tienda de recuerdos, donde no recuerdas nada que valga la pena, porque se te olvidó que tenías vida y deambulas en el vacío de ti mismo.

Entonces, cruzas una esquina y se te abalanza una mirada con sonrisa furtiva de una hermosa niña, que ni te conoce, pero te hace sentir bienvenido de Vuelta al Mundo.

Es como un relámpago de azahares que te hace vibrar el Corazón y el Alma, aunque sea un par de segundos.

Te rescata de tu miseria, pero poco a poco, va perdiendo su efecto. 

Por eso, ansías llegar a la próxima esquina y ver si te consigues algo sorprendente o por desgracia, más de la misma inexorable agonía.

Cual drogadicto, andas correteando por cuanta calle y avenida, llenas o vacías de gente, ruidos, colores y olores. 

Cazando migajas de vida desesperada para no morirte triste y vacío.

Si no, lleno de luz sonriente que te abrazo con pasión.

Aunque sea el último suspiro, contra ese mundo interno y oscuro que tanto te ha destrozado los adentros y no te deja salir libre a la calle. 

Por eso, ahora te lanzas a cruzar la próxima esquina, deseando toparte con ella, la vida.

                                    Jorge Troncone O.

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Vida o Muerte

Vida o Muerte

Esto fue lo que le ocurrió a mi padre, cuando era un joven capitán de marina mercante en 1955. Estaba a unas doscientas millas náuticas al Norte de las costas orientales de Cuba.

Entre el Mar Caribe y el océano Atlántico una noche oscura y tormentosa.

Sin saberlo seria la noche más larga de su vida.

Cuando vio la muerte y el terror en las aguas revueltas y violentas, donde la luz fue tragada a fuerza de olas y su respiro, asfixiado por las penumbras de esa noche.

El todavía recuerda los horribles y potentes zarandeos del bote como si fuese una caja de zapatos en el inmenso océano.

Dónde el viento y las olas, con sus sonidos de truenos y rabia, se clavaban y salpicaban en su borda hasta el más desesperante dolor viéndose morir, sepultado en su hondo fondo.

Sin luz, ni alma en el silencio de muerte, sin funeral con dolientes y sin nombre en tumba alguna. Convertido en comida de peces y restos de coral.

Así, lloró y gritó como un niño sin que nadie se diera cuenta y resurgió desde su pavor a esa muerte.

Tomó el timón y se desgarró a gritos por la radio y los parlantes del buque, dando instrucciones a la tripulación con fuerza y valentía, viendo como buques cercanos desaparecían, uno tras otro. Entre gigantes olas y vientos que hacían temblar sus huesos y su alma.

Nunca más vería, ni sentiría a su mujer que lo bendecía con su pasión más allá de cualquier sirena, ni a sus dos pequeños hijos, que lo abrazaban cada vez que se les aparecía por la puerta de la casa cada tres meses.

Se dio cuenta que él era solo un visitante, por un par de semanas, antes de volver al mar, donde, realmente vivía.

Descubrió que su buque era su hogar y estaba a punto de perderse con él.

Todo estaba a punto de terminar, su existencia seria tragada por las aguas poderosas.

Su nombre apenas un recuerdo en las voces de quienes lo querían y paulatinamente, disolverían en el tiempo y espacio del olvido, hasta el más absoluto silencio.

El capitán, entro en pánico y viéndose al borde de la muerte dijo:

“Mar, nunca creí que mi amor por ti terminaría así, bajo tu manto violento e implacable.

Hoy me borrarás de la faz del mundo y mi amor por ti será mi sepultura.

Sin embargo, no te odio ni te guardo recelo alguno.

Mi amor fue grandemente correspondido desde que te vi, te respiré y te toqué la primera vez desde muy niño.

Tuvimos amor a primera vista y me distes tu sosiego y fuerza juntas en el más hermoso balance de vida.

Me distes la aventura y la pasión de vivir.

Si aquí y ahora debo terminar mi travesía en ti. Pues que así sea, mi hermano de vida, y desde hoy, de muerte.

Solo te pido un último deseo, que le lleves con tu brisa mi amor a mi mujer e hijos, mis padres y hermanos en tierra firme.

Estoy seguro que me sentirán en ti día y noche. Y así, seré eterno como tú en este mundo.”

Entonces, escucho por el intercomunicador, como el jefe de máquinas informaba que las máquinas habían vuelto a funcionar al 100%.

El Capitán abrió los ojos, vio cómo el océano se calmaba un tanto, cómo el buque se enderezaba en su curso y luego, oyó a la tripulación aplaudir y dar gracias a Dios.

Él los abrazó con fuerza y les dijo que todos tendrían una ración extra de licor para celebrar este momento.

Luego de forma algo solemne les dijo:

“Hoy, hemos sobrevivido y renacido.

Hoy tenemos la oportunidad de cambiar nuestras vidas. Hoy es un nuevo día.”

Pasaron las horas y la tormenta amainó completamente.

Al día siguiente, tuvieron informes de que varios buques habían desaparecido, ordenando que estuviéramos atentos por posibles náufragos en diferentes coordenadas.

Le informaron que el buque escuela de la Real Marina Británica era una de las naves desaparecidas y que sus 200 cadetes y oficiales se temían muertos.

El Capitán sabía del comodoro al mando de este formidable navío.

Era un condecorado oficial de la Primera y Segunda Guerra Mundial, de una familia de marinos desde el almirante Nelson quien venció a la Armada de Napoleón en Trafalgar por allá por 1805.

El capitán no podía dejar de pensar cómo este héroe se lo había tragado el mar como si nada.

Se dio cuenta cómo el Mar y su poder, nos hacen descubrir lo pequeño que somos, a pesar de la gloria y triunfos en la vida.

Todo eso se lo llevan las olas y el viento y no queda nada.

El capitán reflexionó en el más absoluto silencio y paz esa mañana y concluyó:

“Hoy he descubierto que en el Mar océano, lo único que realmente importa es:

Primero, mantenerte a flote, pase lo que pase, no hundirte.

Segundo, que tus motores o velas funcionen y te permitan navegar libremente.

Tercero, siempre tener un destino cierto y seguro para no perderte.

Definitivamente, en el Mar, así como en la Vida necesitas estos tres elementos para sobrevivir.”

Fue tanta su claridad que ese día se prometió redefinir su vida y consultar con su mujer su destino porque ella era su puerto seguro.

Así lo hizo, y unos años más tarde se retiró de la Marina de alta mar y se dedicó a ser capitán de cabotaje o piloto de puerto.

Así, pudo cenar con la familia y dormir en el lecho cálido con su mujer todas las noches donde siempre recordó esa noche tormentosa cuándo el mar casi se lo lleva con él.

Hubo momentos que sonreía ante sus recuerdos y le mandaba un fuerte beso.

Luego, se vertía sobre el cuerpo de su adorada mujer, se sumergía en su amor y dormía en la más absoluta paz.

Y así, vivió lo que tenía que vivir y sus hijos, curiosamente,

adoran el Mar y la Vida como él.

Jorge Troncone O.

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