Este relato se basó en un encuentro accidental en un restaurante de comida latinoamericana en los Estados Unidos de Norteamérica.
Fue una tarde cualquiera donde yo estaba cansado de un arduo día de trabajo y de repente me cautivo el ver a una niña de menos de 6 años de edad.
Ella estaba con su padre quien vestia de obrero de la construcción.
Este la abrazaba y dedicaba su atención exclusiva embelesado con sus gestos y vivida conversación.
Pude notar que tenía un vocabulario sumamente elaborado al hablar con la cajera del restaurante y además ser ella bilingüe y su padre, difícilmente hablaba apropiadamente el castellano.
Me pregunté: ¿Suponiendo que esta niña es brillante o genio como bien parece?
¿Cómo esto afecta a la menor y más aun a sus padres para no incomodar a sus padres en público?
Los niños genios sufren tanto o más que los incapacitados ya que tienen pocos mecanismos de ajuste a la norma común. Esto, crea conflicto y tensión y los resultados muchas veces son extremadamente negativos y hasta destructivos.
Al menor, se le exige obediencia y esto, muchas veces, choca con la capacidad de razonamiento de estos niños que consideran absurdas las reglas de los padres.
Inclusive, las cuestionan de forma tan elaborada que puede crear temor y hasta desorganizar a los padres haciéndolos reaccionar de forma inadecuada y hasta abusiva.
Otras veces, el niño se auto limita por miedo a perder el amor de sus padres y puede llegar a mediocratizarse y ser uno más del montón, para no llamar la atención.
La pregunta que queda es entonces:
¿Qué hacemos con los niños genios y sus padres para lograr un desarrollo máximo de los primeros y una aceptación y entendimiento de los padres a dicha realidad?
¿Y tú, que piensas al respecto?