¡Abre los Ojos!
Hoy es una mañana soleada y azul con trazos de nubes fugaces y alargadas en el horizonte. Parece infinito de posibilidades y pienso de todo, especialmente absorbido por sueños y deseos que me abstraen de la calle que piso y el edificio en semi ruinas qué paso al caminar.
Me dije: “Abre los ojos.”
Al ver que un auto ruidoso se me aproxima e interrumpe mi encuentro con el magnífico paraíso azul y dorado dentro de mi.
No puedo evitar sonreírme, viendo el auto alejarse y mis sueños retomando mi caminar.
Me asombro con la hermosa visión que permanece clavada en mis ojos.
Más allá de la mera vista, trasciendo con los lentes del espíritu abierto a todo mas allá de lo concreto frente a mí.
Así, me lleno de fresco aire, cálido sol y hasta percibo el aroma del mar que aunque lejos en millas está muy cerca y todo esto es posible porque abrí mis ojos y los mantengo bien abiertos.
Ahora, empiezo a sentir el frescor de otros sitios lejanos como Madrid, Jamaica y hasta Australia se hace presente con su transitar de canguros y gente cerca del Océano Pacífico.
Soy capaz de contemplar la gente que tanto quiero y la siento a ella, mi mujer tomándome de la mano, está mañana en la cama, al amanecer.
Y siento la presencia de mis viejos amigos lejos de mi.
Las distancias ya no importan porque hoy, abriendo los ojos, los tengo conmigo.
Vuelvo a tomar una mirada al cielo azul e iluminado, lo saludo y aprecio mi vida hermosa, ahora que aprendí a abrirle los ojos, del alma.
Jorge Troncone O.
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