Asombrado, lo he logrado y no sé como, pero lo logré.
Tal vez, a fuerza de soñar el imposible.
Hoy descubrí como volar y flotar libre en el cielo. Entre nubes, océanos, grandes montañas, hermosos valles verdes y húmedos así como los más iluminados, puros y amplios desiertos.
Todo salpicándome con sus bendiciones naturales y frescas de cada amanecer después de la lluvia.
Envuelto en la más pura experiencia de libertad pude ver desde el aire, a casi espacial altitud, la azulada perspectiva de planeta a mis pies.
Abrumado y embriagado por humildad ilimitada, lloro de felicidad al darme cuenta que mi hogar es ahora,
el planeta entero. Está ahí, increíblemente disponible a mi albedrío y me zambullo en esta burbuja azul hermosa a mis pies.
Así, como otros antes de mi lo hicieron y dejaron su hermosa y sublime huella en el mundo.
Ellos, nuestros milenarios ancestros aventureros, dejaron África para explorar el mundo amplio ante ellos.
Y ahora, en honor a su valentía y fortaleza, debo y necesito seguir ese camino. Hacia la inserción plena con el aire, el sol, el océano y el amor entero del planeta y ser libre al fin de mí mismo.
Y así, vivir envuelto en vida cada día sonriendo a pesar de un mal día y ser realmente libre.
Recuerdo como me atormentaba verme abajo, atado a la gravedad con su violenta esclavitud energética. Esa que te ahoga la ilusión de volar libremente, más allá de todo horizonte posible e imposible.
Pero logré imaginar y soñar en flotar y navegar el espacio ilimitado del cielo. Recuerdo, cómo lloré de júbilo cuando de repente, empecé a despegar del suelo.
Primero, unos milímetros, sintiendo un ligero frescor en la planta y dedos del pie.
Me moví y giré sin arrastrarme del suelo y así, acercándome al techo de la casa.
Luego me agarré de la lámpara alta de la sala, y me empujé hacia la ventana y salí por ella flotando, cual burbuja de jabón.
La gravedad no existía, y me reí a carcajadas gritando sin control, ascendiendo alto, muy alto hasta el hermoso cielo, de nube en nube.
Ahora me declaro parte del cielo y visito la tierra sin agarres, ni fijaciones porque floto, anti grávido a voluntad, voy y vengo, a placer.
Así, declaro mi Liberación a los cuatro vientos y los siete mares. Nunca más esclavo de esa fuerza aplastadora de sueños y me zambullo en la atmósfera, cual buzo celestial.
Me regodeo en el aire, me lleno de su frescor y sol cálido en mi cara.
De repente, siento un gran vacío y descubro tu falta absoluta.
Te busco desesperado y al encontrarte, te tomo de la mano y te llevo conmigo, volando en éxtasis.
Ahora, podemos pasearnos por Canaima, Bora-Bora, París, Australia, Madagascar, China, la Patagonia, Vancouver o la plácida Copenhague. Y en cuanta playa o montaña rozando las estrellas.
Soñando y viviendo este hermoso delirio en plena libertad sin gravedad.
En todas partes sueño en ti, conmigo, te busco, te encuentro, y te tengo conmigo.
Ahora juntos y libres, flotando entre las nubes, como aposentos espontáneos.
Y reímos con gozo eterno hasta que ya no tengamos más suspiro…
Somos, parte de mi adorada burbuja azul, en el aire!
Jorge Troncone O.