El lazo invisible, ese que ata a las personas a otras sin vÃnculo de sangre o familia.
Incluso, en los casos más extraños, sin ni siquiera lengua, ni cultura común.
Esa totalmente subjetiva sensación, cual atracción gravitacional entre la luna y la tierra.
Une a la existencia de otro en su órbita, sinuosamente, elÃptica de encuentro y separación permanente.
Manteniendo esa tendencia a la fricción entre los cuerpos, que la hace más estupendamente atractiva o mutuamente atrayente. Convirtiéndose en una dinámica hasta el fin de sus vidas celestiales.
Pues asà me ha ocurrido, un dÃa y sitio cualquiera.
Vi a esa pareja caminando y agarrados de un dedo de la mano. Y sentà un extraño y muy intenso vÃnculo entre ellos.
Como en mi mismo, sonreà y no supe bien por qué. Sólo experimenté una ligera y confortable alegrÃa de verlos caminar juntos, cerca y plácidamente.
Como levitando suavemente con esa sonrisa de uno a otro.
Y ellos, sin saberlo ni buscarlo, embrujando sus alrededores con felicidad de la buena, en paz con pasión cálida.
Sientes, aún más allá de ellos, que la vida es en este instante, absolutamente hermosa.
Gracias a ese vÃnculo entre ellos, me perfuman con sus gestos y fragancias mágicas y trascendentes con simple y puro amor en paz.
Y les doy las gracias por compartir todo eso en ellos, y me digo:
Gracias, por su lazo (bond). Su hermoso lazo.
Y ahora lo digo en inglés, porque suena bien:
Thank you, for your bond. Your beautiful bond!!!
Jorge Troncone O.